Según información de la Organización Mundial de la Salud (OMS) entre octubre y noviembre de 2023, se han registrado más de medio millón de nuevos casos de infección por SARS-CoV-2 en todo el mundo¹. Según los datos disponibles, durante el año se notificaron más de 84.000 nuevas hospitalizaciones y más de 700 nuevos ingresos en UCI².
El Grupo Asesor Técnico de la OMS sobre la composición de las vacunas contra el COVID-19 (TAG-CO-VAC) sigue reuniéndose periódicamente para evaluar las consecuencias de la evolución del SARS-CoV-2 en la composición de los antígenos de las vacunas contra el COVID-19 y asesorar a la OMS sobre si es necesario introducir cambios en la composición de los antígenos de las futuras vacunas contra el COVID-19³. La OMS utilizará todas las fuentes disponibles para seguir vigilando la situación epidemiológica del COVID-19, especialmente datos sobre morbilidad y el impacto en los sistemas de salud⁴.
En mayo de 2023, el TAG-CO-VAC recomendó el uso de un linaje descendiente monovalente de XBB.1, como XBB.1.5, como antígeno de la vacuna. Varios fabricantes (que utilizan plataformas de vacunas basadas en ARNm y proteínas y vectores virales) han actualizado la composición del antígeno de la vacuna contra el COVID-19 a formulaciones monovalentes XBB.1.5 que han sido aprobadas para su uso por las autoridades reguladoras⁵.
Más del 98% de las secuencias genéticas públicamente disponibles desde febrero de 2022 corresponden a virus Ómicron, y estos virus constituyen el fondo genético a partir del cual es más probable que surjan nuevas variantes del SARS-CoV-2⁶.
El SARS-CoV-2 sigue circulando y evolucionando. Sobre la base de las secuencias disponibles, existe heterogeneidad en las variantes circulantes en las distintas regiones de la OMS. Las vacunas monovalentes XBB.1.5 contra el COVID-19 en diferentes plataformas provocan respuestas de anticuerpos neutralizantes de reacción cruzada contra otras variantes circulantes del SARS-CoV-2⁷. Las vacunas son una herramienta esencial para hacer frente al COVID-19 y se ha demostrado claramente que utilizar las herramientas que disponemos proporciona beneficios para la salud pública y salva vidas. No debemos postergar la vacunación⁸.
Vacunarse contra el COVID-19 tiene muchos beneficios. Es la forma más segura y confiable de generar protección. Pueden ofrecer protección adicional a las personas que tuvieron COVID-19, incluso las protege y evita que sean hospitalizadas en caso de infectarse nuevamente⁹.
En definitiva, las vacunas son una forma ingeniosa e inocua de inducir una respuesta inmunitaria sin causar enfermedades 10.